Ben Vida, es uno de los ejemplos evidentes de la reconversión del underground norteamericano que ha pasado de transformar el primitivismo folk norteamericano a la experimentación electrónica de tintes retro, o por decirlo de algún modo, al primitivismo de los sintetizadores. Retomar las formas de los pioneros del folk a la de los pioneros en el uso de los intetizadores. Ya como Bird Show, su folk psicodélico se servía de la electrónica y el paso hacia los collages sintetizados ha sido una evolución lógica auspiciada por la coyuntura, que amplia su paleta de la exclusividad laptop de la IDM. En esta ocasión, después del fenomenal Bird Show Band, respira por el cauce de Keith Fullerton Whitman y pone banda sonora a una instalación visual de 2008. Lo que ya demuestra, los cambios que se producían en sus inquietudes musicales desde entonces. Dos pasajes de veinte minutos donde se pueden recitar de carrerilla influencias pretéritas y que en conjunto, suponen un abismo por el que dejarte mecer y acercarte a parajes naturales imaginarios. Estaría bien disponer de una muestra de las imágenes de aquella instalación,pero en su ausencia dejaremos volar la imaginación.Que no es poco estímulo.
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