Hay música que, a cada nueva aparición, siempre te parece un regalo. Música con la que realmente has sentido una comunión desde hace años, donde depositas devoción y encuentras reafirmación. El trio australiano The Necks son en mi mente la traslación exacta de la integridad y lo incuestionable como The Dead C. Podría decir que unos lo representan dentro de territorios jazz y los otros en el rock, pero en mi mente no funcionan con tal claridad esas barreras. En la forma que manipulan su visión musical desde parámetros reduccionistas no entendería tal división. Los dos pueden estar tan cerca del ambient y del drone como del punk o el jazz. Pero desde latitudes oceánicas, claro está. Veinticuatro años desde su debut con el celebradísimo "Sex" , alcanzan su decimoséptima entrega con "Open" y nos devuelve a The Necks a unos territorios más cercanos a sus inicios en la forma de plantear el trio la ejecución de este album. Otra comparación que me gusta realizar es entre Terre Thaemlitz y The Necks. El trabajo del productor dentro de parámetros deep-house y vanguardia tienen algo mágico en su sonido, especialmente cuando se trata del sonido del piano otorgando paz a diferentes alias desde Dj Sprinkles , K-S.H.E., etc. Hay una percepción y una comunión casi litúrgica en su sonido, una manera de comulgar con la naturaleza y la divinidad. Muchas veces, trato de recrear el videoclip de "Teardrop" de Massive Attack para comparar su música, una imagen de paz iluminada desde el aspecto embrionario. Aunque con Thaemlitz hay una faceta mucho más evidente como la que se puede encontrar en el recopilatorio de su sello Comatonse , "Fagjazz", en el track "Superbonus" que ocupa al completo el segundo disco como Funk Shui with Terre Thaemlitz, donde penetra por una territorio similar al del trio australiano.
"Open", como decía anteriormente, nos devuelve Abrahams, Swanton y Buck a sus discos de mediados de los noventa y principios del 2000, aunque obviamente atesorando distintos rastros de su presente. El dejarse llevar dentro de la hora y ocho minutos del disco aparece como un contínuo movimiento entre pequeñas piezas que van ensamblando desde pequeños movimientos repetitivos que explotan en crescendos que dan lugar al inicio de una nueva búsqueda entre los tres músicos. Esa es la naturaleza de The Necks, ir encontrándose y ofreciendo notas en conjunto a explorar. Con una parte inicial sobrevolando aspectos meditativos y tibetanos en las percusiones de Buck acercándonos al jazz oriental de Lloyd Miller en el recuerdo aunque igual nos podría acercar a los mantras de Pelt o del banjo modificado de Paul Metzger, aunque sabiendo que fueron teloneros de Swans también aparece en mi mente el sonido de "Avatar" y Thor Harris golpeando la percusión de manera animal (en este caso, la conexión es más bien como un negativo de la realidad) para encaminarse a un repentino oscurantismo donde la elasticidad de Swanton se cuela entre apuntes sintetizados y la precisión nocturna de Buck dejando que la pelvis vaya deformándose hasta reptar vorazmente y cuando Abrahams entra se abandona a crear otra estampa aural en cascada que nos dejará en suspensión hasta recuperar el tono tibetano inicial aunque nutriéndose de más sonidos en este tramo que si nos hace pensar en la vena free del rock de Swans (obviamente, no hay espasmo eléctrico ni demencia de Michael Gira) evolucionando hacia conexiones entre una visión ambiental y pulsación kraut, el aire de repetición minimalista de la "strumming music" de Charlemagne Palestine y una dosis de Brian Eno siempre aparecen en sus discos. Hacia la parte final del disco volvemos a encontrar rastros de punteos eléctricos, instrumento que llevan intentando incorporar en su música desde "Chemist" (2006) y en esta ocasión su aparición nos cuela entre un lugar de paz entre la melancolía de Stars of The Lid y otros activos de Kranky hasta entroncar con los microsonidos de Line y su capo Richard Chartier (de cuyo último trabajo estoy también enamorado, "Interior Field"), hasta despedirse en una confluencia con Swanton añadiéndole un toque cinemático a su sonido al incorporar el arco al doble bajo, dándole un toque rural que se conecta con el espíritu de la portada de aquel sensacional disco de The Dirty Three como fue "Ocean Songs". Un disco que siempre interpretaré como un refugio amable y acogedor. El nivel de inspiración del disco no es comparable con lo inspirador de su música. Desde un punto algo más crítico, me parece un disco notable dentro de su discografía que cuenta con varias obras maestras. La obra de The Necks siempre es expansiva, como su sonido. Tan solo déjala entrar. "Open".
No hay comentarios:
Publicar un comentario