Como siempre la velocidad de internet hace posible escuchar discos con antelación. En parte, no creo que sea un descuido por parte de la casa discográfica, ni mucho menos un inconveniente para un grupo como Battles, que va a girar lo que les apetezca y ya tienen un caché. Por un lado, sirve para despejar la incógnita del sonido de la banda después de la salida de Tyondai Braxton y que demuestra que era de los cuatro miembros el de espíritu más vanguardista, como bien daban cuenta en un disco como "Mirrored" y que se sincronizaba a la perfección con Ian Williams. Ahora , con él fuera , el trio busca un sonido a caballo entre el privilegio de la obra de estudio , donde cuentan con invitados, y el dilema de tener que llevar después parte de esta ejecución en un escenario. Con Dave Konopka y John Stainer, como envidiable sección rítmica, el disco empieza con "Africastle" centrado mucho más en el ritmo que en rítmicas sesudas, lo que nos lleva al material previo a "Mirrored" con los eps "B" , "C" y el single "Tras".
Un inicio misterioso, fronterizo con el western, para después sumergirse en ritmos de afro-beat marciano y cerrando con guitarrazos que emularían una sección de vientos de blackxplotation . Siguen serpenteando con loops y construyendo desde la hipnosis temas como "Futura", de cimientos casi funkadelicos y con una fijación melódica destacable.De hecho, el disco respira en la homogeneidad de un armazón , donde te mantienen dentro de ese maratón rockista hasta momentos de explosión propios del post rock, math rock y demás vestiduras de ánimo rockista, como demuestran "White Electric" o "Inchworm", pero serpenteando en un espíritu melódico tropical bastante pegadizo.Otros pensarán, edulcorado. Ese espíritu cumbaya, se puede rastrear en los breves interludios desperdigados por el album.
Y para la tarea pegadiza, pues deciden juntarse con algunas voces invitadas para que jueguen con el pop arty , como Kazu Makino de Blonde Redhead, que obviamente juntando estas dos entidades solo puede salir una cosa: Deerhoof. O incluso The Chap. "Ice Cream" con Matias Aguayo , es una suerte de indie rock desquiciado al estilo de Oneida. Obviamente, más faraonico es lo de Yamakata Eye poniendo cierre a este disco , solvente, contagioso pero claramente, menos imaginativo, aunque en "Mirrored" este espíritu era bastante plomizo. Nos devuelve a unos Battles desenfadados y pensando más en montarte un carnaval con los pies que en desquiciarte el cerebro, solo se acercan a ese territorio con "Wall Streeet". Desquiciamiento algo lógico con ese título referente a la plaza bursatil, y por extensión aplicable a estos lugares donde se maneja la economía y se generan los miedos superiores al entendimiento del ciudadano de a pie, con el único resultado palpable que no sea la epilepsia .La de Gary Numan , después de escuchar el resultado de "My Machines", puede ser bastante evidente. Shake it baby...
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