Martes y 13. Ni te cases , ni te embarques. En nuestro calendario, es un día que despierta supersticiones y mal farios de distinto signo. De algún modo, yo también me siento prisionero de este tipo de situaciones. Mi madre es todo un cúmulo de ellas. Me acuerdo de una que siempre me ha hecho gracias más allá del cruzarte un gato negro, tirar la sal o pasar por debajo de una escalera. Me refiero a la del "mal de ojo" y como mi madre le decía a mis hermanas que a mis sobrinos le pusiera la camiseta del revés para prevenirles este mal que les podía hacer enfermar.Hoy, es martes y trece y ni me caso ni me embarco, aunque la idea portuaria en el imaginario de un fan de Tom Waits siempre tiene un sentido poderoso.
Sucede, que una noche de lo más entretenida charlando con Luis sobre tantas inquietudes musicales y análisis varios te topas con un disco tan asombroso como "R Plus Seven" con más de un mes de antelación y quedas absolutamente rendido a sus composiciones, además, completando un círculo de suposiciones sobre su nuevo trabajo y las derivadas de su generación sobre el tratamiento de los sintetizadores y un largo etcétera. Pero hoy no entraré en detalle en las virtudes de estas composiciones ni en un cúmulo de referencias en cada uno de sus cortes. Me he acordado de cuando me llevaban de caza a la finca de mi padre a Lorca, un lugar alejado de su núcleo urbano en el que tardábamos cerca de una hora en llegar y como miraba desconfiado por la ventanilla de aquel renault 12 verde familiar por si se precipitaba por el barranco.
En aquel entorno profundamente rural también estábamos rodeados por supersticiones y a la hora de cazar mis tios, tenían diferentes con respecto a determinadas acciones que no se debían realizar para no asustar a la perdiz de turno. Era caza menor y de poca efectividad por sus resultados. Al encontrarme con "R Plus Seven" en el souseek he sentido una sensación de emoción similar a la que tenían mis familiares al ver una perdiz en aquella finca, una mezcla de emoción y miedo a la pérdida de aquella presa. Sin contar con la imagen de ave azul de su icono.
Cuando he observado que el album se había descargado por completo me he sentido cazador de algún modo. Al abrir las alas el disco, he sentido como hacer presa a un ave del paraíso, observando su plumaje y viendo como conseguía Lopatin condensar todo su universo sonoro hacia un nuevo nivel: utilizando voces de una manera cercana al minimalismo de Reich, jugando con las texturas como el procesamiento amable de Oval en sus primeros discos, jugando con el sentimiento de Ryuichi Skamoto en los sintetizadores, Plaid y Matmos balanceándose con Terry Riley y jugando con un sentimiento pop cercano a su aventura como Games, todo escupido de una manera torrencial, romántica y victoriosa. Celestial cuando abrazas el fragmento final de "Chrome Country" y las perseidas realmente se convierten en lágrimas de San Lorenzo. Un flechazo en el corazón de una noche de verano.
Un album exigente y cercano, donde puedes sentir su latido y unir con facilidad todas las fijaciones musicales que has tenido en los últimos años a la generación norteamericana desde Lopatin, Ferraro, Keith Fullerton, Alex Gray y demás hasta día de hoy. Curiosamente, otra superstición con la fecha suele darse en los viernes 13. Recuerdo al poco de tener mi primer ordenador un experto informático en la radio contestaba acerca de la problemática de los virus en aquella fecha y como sugería una solución sencilla para aquel mal como era cambiar la fecha a sábado 14.
El número trece, debo reconocerlo , no está entre mis favoritos y le tengo bastante rabia. De pequeño tenía una manía al ir hacia el instituto que era ir sumando los números de las matrículas de los coches que había en la calle y si sumaba alguno trece era mala señal, al contrario que si sumaban catorce. Al llegar allí, si los catorces ganaban a los treces tenía buenos presagios con la jornada. La suerte estaba de cara, pensaba. Mi predisposición a la felicidad se regía según leyes matemáticas, un lenguaje con el que siempre me sentía más a gusto que con las palabras, sin dar lugar a doble interpretación y siempre implacables. Restricciones que necesitamos para enfrentarnos a la incertidumbre o la incapacidad de un conocimiento más abstracto de nuestro entorno.
Aún así, el día ha cambiado y ya marca catorce. Respiro aliviado escuchando estos diez gloriosos fragmentos. "R Plus Seven" tiene tatuado en mi mente el número 14.43 minutos de gloria.Más allá de "Far Side Virtual". Se ha convertido en un amuleto, además de uno de los mejores años de este 2013. Números y más números.
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