*Hoy me apetece recuperar una de mis obras imprescindibles y una de las que considero capitales dentro del drone experimental en la década pasada. Además, un músico y obra al que le tengo un gran apego. Esta referencia para Concepto Radio surgió como el inicio de una serie de "recuperaciones" de obras que al final no pude darle la continuidad que precisaba y que tal vez vuelva en algún momento (no hay que cerrar puertas). Hoy, y para siempre con ustedes, un repaso a esta obra de Phill Niblock.
Phill Niblock
Touch Three
Touch ; 2006
(23/1/2013)
El tiempo, la premura, el
repaso de la actualidad y las prisas del día a día impiden en
muchas ocasiones dar una mirada atrás para repasar algunos de los
discos y artistas que por una razón u otra, uno guarda en su altar.
Sin querer someter a este proceso a un orden concreto y dejando que
el azar tenga un papel determinante, escogí hace un par de semanas
empezar el año nuevo con el propósito de alternar revisiones de
artistas en la habitual sección “a fondo” con estas reseñas ,
decidí que el encargado de inaugurar esta aventura sería el “Touch
Three” del gran Phill Niblock. La actualidad de nuevo se sobrepuso
al propósito marcado y ha demorado esta reseña un par de semanas en
las cuales descubro que al señor Niblock le caen precisamente en
2013 ochenta años y qué, con motivo de dicha conmemoración recibe
un homenaje en el Centro de Arte Contemporáneo de Lausanne (Suiza)
dedicándole una retrospectiva a su obra. El azar, tiene estas cosas
y por suerte confluye con la pertinencia a dedicarle esta revisión o
más bien declaración de amor a su “Touch Three”.
Primero, algunas
consideraciones biográficas del músico nacido en Anderson, Indiana,
un 2 de octubre de 1933, su periplo hacia llegar a publicar sus
primeros discos es una suerte de honorable carrera en la búsqueda de
la originalidad y de la vanguardia en su entorno, dedicando miradas y
alternando modos de expresión. Primero, sería su labor como
director de cine y fotógrafo, aunque sus trabajos más bien suponen
la constatación de la mirada intrépida de su entorno al llegar a
Nueva York en 1958, tras una serie de trabajos bajo el nombre “The
Movement of People Working” donde retrataba en distintos entornos y
países las circunstancias que revela el título, también realizó
una serie de grabaciones donde centraba su mirada en artistas
operando en la escena experimental en aquella época retratando al
pintor Raoul Middleman, a la bailarina Ann Danoff (aunque es difícil
apreciar esa faceta de su expresión mediante la danza en el film) y
dos contundentes testimonios musicales con el percusionista Max
Neuhaus (junto al tratamiento de la banda sonora de Niblock es
atemorizante) y la perla de “The Magic Sun” recogiendo piezas de
una actuación de Sun Ra and His Arkestra. Trabajos y miradas sobre
la música que fueron recogidos por Die Schatel en 2009 bajo el
nombre de “Six Films: 1966-1969”.
Inspirado por el trabajo
de Morton Feldman, en 1968 empezó a experimentar con los modos de
composición y fue derivando su propuesta hacia la obra que conocemos
hoy, incorporando en el tiempo herramientas diferentes y acordes con
su tiempo para modificar y reconvertir los sonidos que grababa en
texturas que acaban superponiéndose en sucesivas capas de pequeños
elementos que acaban por confluir en composiciones ambientales de
larga duración. Tan importante como su tratamiento estarían
implicados los músicos elegidos para sus grabaciones donde el
concepto a desarrollar es posteriormente desmontado por las técnicas
de Niblock, pero obviamente sin el trabajo de éstos en sus
grabaciones sus obras no serían posibles. Quizás los músicos que
habitan en “Touch Three” no son tan conocidos para muchos de
nosotros como lo puedan ser Thurston Moore, Lee Ranaldo o Rafael
Toral en su trabajo “Guitar Too, For Four (G2 ,44+1X2)” en 2002
para el sello Moikai, donde habita la figura de otro de sus
admiradores como es Jim O'Rourke y colaborador en su primer trabajo
en Touch, además de otros compositores asociados habitualmente a la
composición electro-acústica como Reinhold Friedl (en cuyo último
trabajo el año pasado para Bocian, titulado “Mutanza”, aparece
una pieza de Niblock) que apareció en el anterior trabajo a “Touch
Three” , en un acople de redundancias, titulado “Touch Food” y
editado en el emporio Touch.
Para seguir por la senda
de la reiteración, “Touch Three” era el tercer trabajo entregado
para el sello inglés, después del debut con “Touch Works” en el
año 2000. Esta suerte de unión (que hasta ahora nos ha dado cuatro
sensacionales trabajos, siendo el último “Touch Strings”),
representa la parte mejor documentada de su obra durante la pasada
década y justifica la importancia de su figura dentro de los
terrenos de composición moderna o vanguardista auqnue quizás sea un
ámbito demasiado reducido para explicar la figura de Niblock cuya
expresión completa solo es apreciable en sus instalaciones en centro
de arte o museos, donde el tratamiento musical se amplia con espectro
visual, completando las diferentes facetas de su obra. Para “Touch
Three”, ideó un trabajo triple donde cada disco contendría tres
piezas donde modificaba la interpretación que realizaba cada músico
de su instrumento , con la única excepción del corte que da cierre
al disco “Sax Mix” donde manipula el sonido de la
interpretación de tres tipos de saxofones diferentes (barítono,alto
y tenor) realizada por otro de sus habituales como es Ulrich Krieger,
presente en “Touch Food” y en varios cortes más del disco. La
técnica de Niblock en estas grabaciones efectuadas entre Bélgica,
Alemania y Nueva York entre 2003 y 2005, captan la manipulación que
Niblock realizaba del tempo de las interpretaciones de cada uno de
los músicos en búsqueda de la microtonalidad (intervalos más
pequeños que los convencionales semitonos o cualquier afinación
diferente del estándar de 12) siguiendo preceptos tan antiguos
dentro de lo que se podría llamar electrónica creada por figuras
como Stockhausen pasando por Harry Partch, Giacinto Scelsi, Luigi
Nono, Terry Riley o La Monte Young.
Una vez destacada la
carga conceptual y el procedimiento de trabajo que estaba detrás de
estas grabaciones:
“One hears only the sound of the instrument.
There is no electronic manipulation in the recording, the editing of
the tones, or in the mix. The only changes to the recorded tones are
the pitch shifts to create microtones. The microtones are doing the
work” , tenemos el paso final resultante: “The recordings were
direct to the computer/hard disk, most of them using my Powerbook G4,
Protools, an M-box and an external firewire drive. The resulting mono
sound files were edited to remove breathing spaces, leaving the
natural decay of the tone, and the attack of the subsequent iteration
of the same tone. Each note was represented by several repetitions,
perhaps ten for each tone, of about 15 seconds duration each. Each
piece uses a few tones. A simple chord, perhaps. Additional
microtonal intervals were produced in Protools using pitch shift. The
pieces were assembled in multitracks, usually either 24 or 32 tracks.
The recording environment varied from a simple apartment in Berlin
(Ulrich Krieger's) to a very large hall used for symphony orchestra
performances and recordings, with a sizable audience space
(Deutschland Radio, Cologne). The recordings were generally done
quite closely miked.”
Este proceso relatado por
Niblock resulta una mirada fascinante hacia el sonido y una especie
de respeto hacia el material grabado junto a las personas implicadas.
El resultado de estos nueve cortes es realmente lo que conmueve y
donde nos traslada con su trabajo. El amor por “Touch Three” fue
instantáneo y lo recuerdo claramente después de casi siete años.
Los largos drones y la diferente interpretación de los instrumentos
de cuerda o viento transformándose y evolucionando hacia estados
mántricos siguen erizando mi espinazo cada vez que vuelvo a ellos.
Tardes donde mi cerebro debía estar concentrado en la biblioteca,
intentando asimilar todos los conceptos que tenía que estudiarme y
con la perfecta sintonía de los nueve cortes de “Touch Three”
guiando mis días y noches. En esos momentos de comunión entre
estado de ánimo y música, es donde aparecen los favoritos
personales de cada uno, siendo una perspectiva bastante subjetiva de
este trabajo y casi un diario personal. Pero realmente, no estoy
destacando este trabajo exclusivamente por su valor subjetivo (a muy
pocos le puede importar las circunstancias por las cuales caí
rendido a éste) , más bien hay algo que lo hace único y permite
que vuelva a él para deleitarme de la pureza de “Parkers Altered
Mood aka Owed to Bird”, donde la espectralidad del saxo de Krieger
te hace levitar en un mantra de pureza astral, la intensidad del
cello de Ame Deforce en “Harm” capaz de transportarte en la
neblina portuaria o en la alucinación de tripulantes de una
embarcación a la deriva, la viola de Julia Eckhardt en “Valence”
arrastrándote entre un apocalíspsis a cámara lenta y en resumen,
un trabajo que empujaba con una fuerza torrencial dentro del catálogo
de Touch , que en aquellos días nos tenía a todos entregados
gracias a los trabajos de Philip Jeck, Oren Ambarchi, Chris Watson,
Fennesz, Biosphere, Ikeda o Rosy Parlane en una década cuyo material
editado es simplemente histórico. Quizás, esta sea una de las tres
obras más importantes de esa década, aunque para mi es un disco que
funciona en mi mente con la misma fuerza que “Disintegration Loops”
de Basinski o “Imperial Distortion” de Kevin Drumm. Un referente
indiscutible.