sábado, 14 de septiembre de 2013

Phill Niblock - Touch Three (Touch,2006)


*Hoy me apetece recuperar una de mis obras imprescindibles y una de las que considero capitales dentro del drone experimental en la década pasada. Además, un músico y obra al que le tengo un gran apego. Esta referencia para Concepto Radio surgió como el inicio de una serie de "recuperaciones" de obras que al final no pude darle la continuidad que precisaba y que tal vez vuelva en algún momento (no hay que cerrar puertas). Hoy, y para siempre con ustedes, un repaso a esta obra de Phill Niblock.


Phill Niblock
Touch Three
Touch ; 2006
(23/1/2013)

El tiempo, la premura, el repaso de la actualidad y las prisas del día a día impiden en muchas ocasiones dar una mirada atrás para repasar algunos de los discos y artistas que por una razón u otra, uno guarda en su altar. Sin querer someter a este proceso a un orden concreto y dejando que el azar tenga un papel determinante, escogí hace un par de semanas empezar el año nuevo con el propósito de alternar revisiones de artistas en la habitual sección “a fondo” con estas reseñas , decidí que el encargado de inaugurar esta aventura sería el “Touch Three” del gran Phill Niblock. La actualidad de nuevo se sobrepuso al propósito marcado y ha demorado esta reseña un par de semanas en las cuales descubro que al señor Niblock le caen precisamente en 2013 ochenta años y qué, con motivo de dicha conmemoración recibe un homenaje en el Centro de Arte Contemporáneo de Lausanne (Suiza) dedicándole una retrospectiva a su obra. El azar, tiene estas cosas y por suerte confluye con la pertinencia a dedicarle esta revisión o más bien declaración de amor a su “Touch Three”.

Primero, algunas consideraciones biográficas del músico nacido en Anderson, Indiana, un 2 de octubre de 1933, su periplo hacia llegar a publicar sus primeros discos es una suerte de honorable carrera en la búsqueda de la originalidad y de la vanguardia en su entorno, dedicando miradas y alternando modos de expresión. Primero, sería su labor como director de cine y fotógrafo, aunque sus trabajos más bien suponen la constatación de la mirada intrépida de su entorno al llegar a Nueva York en 1958, tras una serie de trabajos bajo el nombre “The Movement of People Working” donde retrataba en distintos entornos y países las circunstancias que revela el título, también realizó una serie de grabaciones donde centraba su mirada en artistas operando en la escena experimental en aquella época retratando al pintor Raoul Middleman, a la bailarina Ann Danoff (aunque es difícil apreciar esa faceta de su expresión mediante la danza en el film) y dos contundentes testimonios musicales con el percusionista Max Neuhaus (junto al tratamiento de la banda sonora de Niblock es atemorizante) y la perla de “The Magic Sun” recogiendo piezas de una actuación de Sun Ra and His Arkestra. Trabajos y miradas sobre la música que fueron recogidos por Die Schatel en 2009 bajo el nombre de “Six Films: 1966-1969”.

Inspirado por el trabajo de Morton Feldman, en 1968 empezó a experimentar con los modos de composición y fue derivando su propuesta hacia la obra que conocemos hoy, incorporando en el tiempo herramientas diferentes y acordes con su tiempo para modificar y reconvertir los sonidos que grababa en texturas que acaban superponiéndose en sucesivas capas de pequeños elementos que acaban por confluir en composiciones ambientales de larga duración. Tan importante como su tratamiento estarían implicados los músicos elegidos para sus grabaciones donde el concepto a desarrollar es posteriormente desmontado por las técnicas de Niblock, pero obviamente sin el trabajo de éstos en sus grabaciones sus obras no serían posibles. Quizás los músicos que habitan en “Touch Three” no son tan conocidos para muchos de nosotros como lo puedan ser Thurston Moore, Lee Ranaldo o Rafael Toral en su trabajo “Guitar Too, For Four (G2 ,44+1X2)” en 2002 para el sello Moikai, donde habita la figura de otro de sus admiradores como es Jim O'Rourke y colaborador en su primer trabajo en Touch, además de otros compositores asociados habitualmente a la composición electro-acústica como Reinhold Friedl (en cuyo último trabajo el año pasado para Bocian, titulado “Mutanza”, aparece una pieza de Niblock) que apareció en el anterior trabajo a “Touch Three” , en un acople de redundancias, titulado “Touch Food” y editado en el emporio Touch.

Para seguir por la senda de la reiteración, “Touch Three” era el tercer trabajo entregado para el sello inglés, después del debut con “Touch Works” en el año 2000. Esta suerte de unión (que hasta ahora nos ha dado cuatro sensacionales trabajos, siendo el último “Touch Strings”), representa la parte mejor documentada de su obra durante la pasada década y justifica la importancia de su figura dentro de los terrenos de composición moderna o vanguardista auqnue quizás sea un ámbito demasiado reducido para explicar la figura de Niblock cuya expresión completa solo es apreciable en sus instalaciones en centro de arte o museos, donde el tratamiento musical se amplia con espectro visual, completando las diferentes facetas de su obra. Para “Touch Three”, ideó un trabajo triple donde cada disco contendría tres piezas donde modificaba la interpretación que realizaba cada músico de su instrumento , con la única excepción del corte que da cierre al disco “Sax Mix” donde manipula el sonido de la interpretación de tres tipos de saxofones diferentes (barítono,alto y tenor) realizada por otro de sus habituales como es Ulrich Krieger, presente en “Touch Food” y en varios cortes más del disco. La técnica de Niblock en estas grabaciones efectuadas entre Bélgica, Alemania y Nueva York entre 2003 y 2005, captan la manipulación que Niblock realizaba del tempo de las interpretaciones de cada uno de los músicos en búsqueda de la microtonalidad (intervalos más pequeños que los convencionales semitonos o cualquier afinación diferente del estándar de 12) siguiendo preceptos tan antiguos dentro de lo que se podría llamar electrónica creada por figuras como Stockhausen pasando por Harry Partch, Giacinto Scelsi, Luigi Nono, Terry Riley o La Monte Young.

Una vez destacada la carga conceptual y el procedimiento de trabajo que estaba detrás de estas grabaciones:

One hears only the sound of the instrument. There is no electronic manipulation in the recording, the editing of the tones, or in the mix. The only changes to the recorded tones are the pitch shifts to create microtones. The microtones are doing the work” , tenemos el paso final resultante: “The recordings were direct to the computer/hard disk, most of them using my Powerbook G4, Protools, an M-box and an external firewire drive. The resulting mono sound files were edited to remove breathing spaces, leaving the natural decay of the tone, and the attack of the subsequent iteration of the same tone. Each note was represented by several repetitions, perhaps ten for each tone, of about 15 seconds duration each. Each piece uses a few tones. A simple chord, perhaps. Additional microtonal intervals were produced in Protools using pitch shift. The pieces were assembled in multitracks, usually either 24 or 32 tracks. The recording environment varied from a simple apartment in Berlin (Ulrich Krieger's) to a very large hall used for symphony orchestra performances and recordings, with a sizable audience space (Deutschland Radio, Cologne). The recordings were generally done quite closely miked.

Este proceso relatado por Niblock resulta una mirada fascinante hacia el sonido y una especie de respeto hacia el material grabado junto a las personas implicadas. El resultado de estos nueve cortes es realmente lo que conmueve y donde nos traslada con su trabajo. El amor por “Touch Three” fue instantáneo y lo recuerdo claramente después de casi siete años. Los largos drones y la diferente interpretación de los instrumentos de cuerda o viento transformándose y evolucionando hacia estados mántricos siguen erizando mi espinazo cada vez que vuelvo a ellos. Tardes donde mi cerebro debía estar concentrado en la biblioteca, intentando asimilar todos los conceptos que tenía que estudiarme y con la perfecta sintonía de los nueve cortes de “Touch Three” guiando mis días y noches. En esos momentos de comunión entre estado de ánimo y música, es donde aparecen los favoritos personales de cada uno, siendo una perspectiva bastante subjetiva de este trabajo y casi un diario personal. Pero realmente, no estoy destacando este trabajo exclusivamente por su valor subjetivo (a muy pocos le puede importar las circunstancias por las cuales caí rendido a éste) , más bien hay algo que lo hace único y permite que vuelva a él para deleitarme de la pureza de “Parkers Altered Mood aka Owed to Bird”, donde la espectralidad del saxo de Krieger te hace levitar en un mantra de pureza astral, la intensidad del cello de Ame Deforce en “Harm” capaz de transportarte en la neblina portuaria o en la alucinación de tripulantes de una embarcación a la deriva, la viola de Julia Eckhardt en “Valence” arrastrándote entre un apocalíspsis a cámara lenta y en resumen, un trabajo que empujaba con una fuerza torrencial dentro del catálogo de Touch , que en aquellos días nos tenía a todos entregados gracias a los trabajos de Philip Jeck, Oren Ambarchi, Chris Watson, Fennesz, Biosphere, Ikeda o Rosy Parlane en una década cuyo material editado es simplemente histórico. Quizás, esta sea una de las tres obras más importantes de esa década, aunque para mi es un disco que funciona en mi mente con la misma fuerza que “Disintegration Loops” de Basinski o “Imperial Distortion” de Kevin Drumm. Un referente indiscutible.





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