martes, 24 de septiembre de 2013

George Russell - Electronic Sonata for Souls Loved by Nature-1968



Siguiendo con la vena jazz del día, retomo una de las repescas que hice en Concepto Radio este año siguiendo dicha temática.

http://www.conceptoradio.net/2013/02/13/rewind-george-russell-electronic-sonata-for-souls-loved-by-nature-1968/

George Russell
Electronic Sonata for Souls Loved by Nature-1968
Flying Dutchman, 1971

Hacía tiempo que me apetecía escribir y recomendar este disco del norteamericano George Russell, liderando en esta ocasión una grabación en la cual no solo tiene sentido el documento en vivo grabado en el Sonja Henie/ Niels Onstad Center For The Arts ubicado cerca de Oslo, un 28 de abril de 1969. Esa grabación, la utilizaría Russell como punto de partida para juguetear con fragmentos electrónicos y el sonido manipulado de cintas (técnicas de la época) que fueron realizadas en los Electronic Music Studios (EMS) en Estocolmo, en lo que Russell definía como “a huge computer”. Aunque todos estos planteamientos suenen demasiado teóricos a la vista, el resultado de Russell es simplemente mágico. Liderando al piano un sexteto que incluía además a Manfred Schoof (trompeta), Jan Garbarek (saxo tenor), Terje Rypdal (guitarra), Red Mitchell (bajo) y Jon Christensen (percusión) para facturar un disco dividido en eventos que conforman dos largas piezas que rondan los veinticinco minutos de duración en los que vanguardia, big band, groove e improvisación se entremezclan con total naturalidad en un disco que respira espiritualidad y paz. La primera pieza del disco se abre con el magnífico pulso de Red Mitchell al bajo, reptando entre una línea que crea un groove en el que los distintos elementos empiezan a sumarse con calma y naturalidad, la percusión, la post producción sutil de Russell y después el resto de elementos en vivo con el piano y los vientos en una suerte de comunión entre el Coltrane más clásico, Mingus, Pharoah Sanders, incluso algo de cool jazz de Ramsey Lewis etc., pero especialmente hay mucho de Dizzie Gillespie. La técnica de Russell era jugar con diferentes tipos de improvisación y patrones, aunque a Russell se le reconoce su trabajo en torno a lo que el llamaba “Lydian Chromatic Concept of Tonal Organization” , basado en dicha escala (una escala con un elevado cuarto, es decir, C, D, E, F #, G, A, B) y el concepto de Vertical Forms (una especie de formulación sobre diferentes capas/ niveles de patrones o elementos rítmicos), aunque la explicación es mejor observarla en las notas de Russell:

Much is improvised, much is controlled improvisation, which is just what the Vertical Form technique is all about. The composer states a theme and suggests various tempos that the theme be played in. The band then plays 
the theme in those various tempos against, usually, a set or tonic tempo. So all of that is written -all ensembles are written, all solos are not written. But they may have a road to improvise on. So the composer is exercising varying degrees of control. But he's always in control. You never abandon control. ”

El concepto de control es evidente al escuchar en “Electronic Sonata for Souls Loved by Nature-1968”, al tejer un entramado donde todos los elementos dispares se van asociando a las notas iniciales creando una suerte de introducción de aire cool que se desvanece en la primera parte donde la manipulación electrónica aparece creando un parón onírico que obviamente con la visión presente nos recuerda a la mirada de Ghost Box sobre la electrónica y técnicas de esta época, dejando que Garbarek vaya penetrando en esta grabación y la percusión hasta enfrentarse a un nuevo fragmento mucho más caótico y nervioso, dejando que los elementos electrónicos se cuelen creando una doble sensación al parecer que la actuación en vivo camina hacia delante y el sonido electrónico hacia atrás. De nuevo el remanso vuelve tras otro interludio electrónico con un tono mucho más melancólico y nocturno y , de este modo la composición de Russell avanza, dejando que distintos moods y agitaciones se vayan superponiendo a la capas que añadió después de la grabación. Esto lo convierte en un viaje cambiante y realmente curioso, que no llega a caer en ningún momento en el agotamiento, ya que el nivel de sinuosidad y ritmo que contiene este disco lo convierte en un artefacto realmente atractivo. El final, con motivos percusivos africanos se entronca con el inicio de la segunda composición que comienza con el regalo de su amigo Cal Floyd con unas cintas que le trajo de su viaje a Uganda, donde unas voces se unen al aquelarre percusivo del inicio del disco creando un exótico collage reflejando la implosión cultural de la época, hasta que una nueva capa electrónica nos traslada a una especie de viaje por el jazz latino cortada súbitamente por una suerte de blues clásico que después nos devuelve el espíritu groove soul y Russell nos sigue llevando por un mundo de influencias en el jazz de distintas latitudes y siempre con un aspecto rítmico juguetón que te arrebata el pulso de club y combinados de bourbon entre cortinas de humo siguen acumulándose entre animadas conversaciones a tu alrededor e incluso la guitarra eléctrica aparece confiriendo un efecto curioso entre esta suerte de big band que juguetea con el swing y el afro jazz, (be/post)bop y tantos otros motivos en los que principalmente el mood groovy se hace irresistible y permeable en todo momento, dejando que los fragmentos posteriores donde aparecen las grabaciones al órgano de Russell en una vieja iglesia en Noruega que confieren un aire hechizado y onírico. Un compendio único y que después de esta cima , Russell volvió a retomarla en 1980 en Milán con otros músicos y después de un parón en el que su actividad editorial es escasa y parece centrarse más en su labor como profesor de conservatorio. En fin, no me cansaré de recomendar este disco nunca, ya que de algún modo tanto puristas del género como rastreadores de experimentación pueden unirse en torno a la misma obra. Apasionante, sin duda.







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