miércoles, 12 de noviembre de 2008

EspadasPecesTrombones


Tom Waits





Revisando por el ordenador he encontrado algunas cosas con las que actualicé. En este caso, una de mis fijaciones personales: Tom Waits. Esta vez iba del disco que hizo acercarse a Tom al traje de Captain Beefheart e inició una trilogía inagotable. La que comprende la época de 1983 a 1987. Donde se crearon desde este disco a "Raindogs"(85) y "Frank's Wild Years"(87). Todas y cada una de las historias relatadas en estos discos rezuman literatura norteamericana. O por lo menos lo identifico con obras de autores que conozco como:Carver,Richard Ford,Sam Shepard y por supuesto Kerouac,Burroughs o Ginsberg.Aquí está una reseña que hice en su momento de este disco, en su día tenía otro sentido su contenido. Hoy,no la repetiría.Pero,del mismo modo,seguirían siendo alabanzas.

Es imposible entender la música norteamericana sin un cronista como Tom Waits. Y en este disco encontró tantas cosas, en lo personal y en lo musical, que aun perduran hasta día de hoy. Por un lado, a Kathleen Brennan, su mujer. Por otro, conseguir el punto de unión entre un blues deudor, en parte, de la alucinación de Captain Beefheart con una paleta de sonidos que es capaz de adentrarse en miradas a la música europea, el rock, el jazz o a su parte baladística.

Todo cuadra en un disco, dedicado a personajes completamente desubicados, la vida bajo nuestros pies en “Underground”, la necesidad de llegar a buen puerto en “Shore Leave”, la vuelta de la guerra en “Swordfishtrombone”, encontrar una forma de calmar la sed del camino en “Town with No Cheer” o la maravillosa ironía de “Frank’s Wild Years”, personaje que no tuvo más remedio que huir ante la monotonía del día a día. Además, sirvió como personaje para otro disco de Tom Waits, que llevó el mismo título que la canción. Todo esto son pequeñas pinceladas de historias que tendrías que mentir si has escuchado alguna mejor.

Compartiendo su mirada con la de Carver, Sheppard o Kerouac. Pero toda esta carga literaria se ve respalda por la articulación de un lenguaje musical de una riqueza indudable.
Entonando casi un himno para el ghetto en “In the Neighborhood”, su gran capacidad para deshacerte con el piano en “Soldier’s Thing”, al blues rocoso y pantanoso con “Down,Down, Down” o un paseo por el Delta en “Gin Soaked Boy”.

El romanticismo queda levitando en “Johnsburg, Illinois”, perfecta canción de amor. Hasta en los tres instrumentales que contiene este disco se hacen necesarios para alcanzar las sensaciones que nos trata de mostrar. Manejando una variedad instrumental envidiable donde percusiones, armónicas de cristal, trompetas, trombones o banjos, arropan una obra maestra de principio a fin. Un capítulo dentro de la música norteamericana que brilla eternamente. Así de agradecidos nos sentimos ante ti, Tom.

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