domingo, 6 de marzo de 2011

Yo La Tengo : And Then Nothing Turned Itself Inside-Out (Matador,2000)


Hay discos que guardan un lugar especial en la memoria personal de cada uno. En este caso, "And The Nothing Turned Itself Inside-Out", creo que está en la de muchas personas. Sin entrar en un debate acerca de cuál es el mejor disco de Yo La Tengo, recuerdo este disco con un efecto bálsamo en aquella época, al que se unían "Nixon" de Lambchop y "XTRMNTR" de Primal Scream (aunque este de bálsamo nada). Eran días de empezar la universidad, de vivir solo y salir de una época algo distraída en lo vital, después de tirarme un año repitiendo C.O.U con tan solo una asignatura pendiente, física.
Recuerdo la luz anaranjada de la farola entrando por mi ventana por la noche, la calle desierta y "Everyday" entrando por mis oídos. En aquellos días, me parecía intrigante ante tal soledad aquel sonido que entraba de puntillas y con la percusión adicional de Susie Ibarra dándo otra entidad al sonido de la banda. Mucho más cinematográfico y ambiental.Cada vez que la escucho me vienen buenos recuerdos de aquella época por cómo supe salir de ella que no por la felicidad que por entonces tenía. Con el paso del tiempo, siempre se ha ido agrandando mi cariño a este disco. El libreto interior con la imagen de alguien cortando la hierba en círculos,la portada con alguien bajo un foco en la media noche, pero también la foto de los tres bajo su dirección postal. Entrañable espíritu con la eterna declaración de amor de "Our Way To Fall", que tantas noches de verano he escuchado. El disco sigue tomando una sonoridad que intenta desmarcarse de las comparaciones generales con Sonic Youth y gana en sutileza al acercarse a Stereolab y a Chicago. "Saturday" fue el primer single de este disco, en clara muestra de esta ruptura definitiva. Y luego se reafirmó con el espléndido "The Sounds of Cience", donde se terminaba de apostar por un paso adelante en la producción de regustos de banda sonora y exótica.
Pero en realidad, todo cabía en este disco. "Let's Save Tony Orlando", con sus aires playeros y desenfadados con la ayuda extra de Kris Gillespie, en contrapunto con el recogimiento de cortes como "Last Days of Disco","The Crying a Lot of G","From Black to Blue" (con ese aire de alegría templada) o "Tears are in your Eyes". El punto de banda sonora e influencias Morricone en "Tired Hippo"  y el pop exquisito de "Madeleine" , tan Bacharach y perfecta."Cherry Chapstick" era la descarga de rock en este disco, que casi no se volvía a repetir hasta el ep "Today is the Day",maravilloso por cierto. Como el single donde versioneaban a Sun Ra y su "Nuclear War".

El camino que trazó este disco fue definitivo de un cambio en la música de Yo La Tengo, que ya se había exprimido en toda su plenitud con "I Can Hear the Heart Beating As One" (1997) y que se reinventó de manera definitiva en este disco, aunque después sus secuelas han sido trabajos donde se podía respirar más la ternura que se les procesaba que su acierto en líneas generales. No hay que olvidar en este disco dos cortes tmaravillosos. El primero, la versión de George McRae ,de su single de 1974, "You Can Have it All",escrita por Harry Wayne Casey de la KC & The Sunshine Band, desplazando el aire funky disco de la original por un territorio Beach Boys propio del "Pet Sounds" y que asentaba canciones anteriores tan preciosas como "Autumn Sweater". Luego fue single y traía una respetuosa remezcla de Sonic Boom y una country "Ready-Mades", que cerraba el círculo de la amistad con Lambchop. Para rematar la jugada, en directo decidían añadirle una coreografía donde Kaplan y McNew demostraban que lo suyo no eran los hits de radiofórmula ni se harían ricos y famosos.Pero al menos,podían ironizar.(como se puede ver en este link)

El final del disco es algo que a día de hoy sigo escuchando con frecuencia: "Night Falls Over Hoboken", una excursión de ambient kraut mezclado con tonos de pop acústico que dura 17 minutos que te mantienen en suspensión en todo momento. Con una línea de bajo que te mantiene hipnotizado sin remisión.En resumen, que cualquier domingo que escucho este disco me devuelve la sensación de estar de nuevo en el calor del hogar. Aunque no esté allí.También es una canción que suelo usar en dinámicas de clase con mis alumnos cuando quiero que tengan un momento de remanso y paz, y siempre lo consigue. Bightblack Morning Light, también lo consiguen. Sin lugar a dudas, por muchas razones, uno de mis discos favoritos de siempre.

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