Con David S Ware no se trata de escoger,simplemente hay que escucharlo. Da igual por donde se entre en su discografía, aunque quizás este sea su disco más reconocido. Y no es tampoco un hecho fortuito. A la torrencial y apabullante muestra de Ware al tenor, se unen un trio de músicos que representan parte del olimpo del jazz desde los noventa: la percusión de Susie Ibarra, el magnetismo de William Parker y la magia al piano del enorme Matthew Shipp. Desde la titular,se palpa el disco desde un estado de ánimo , una sensación, no como una sesión de improvisación entre cuatro grandes músicos. Cuando toma el piano Shipp después de la primera parte conducida por Ware y la percusión, te da un vuelco todo y te lleva al final casi arrodillado. Y así, con maestría y sin dejar de alimentar tus entrañas avanzan en este disco, hasta el momento en que se topa con Sun Ra y "Stargazers", pieza retomada desde aires del Coltrane de "My Favourite Things" desde una óptica más cercana al latin jazz. Realmente, condensar todo esto tiene premio,pero dejando de sonar algo complicado advierte que la familiaridad y la paz que rezuma es simplemente sobrecogedora. Y en "Eternal Faces of Brahm", se sacude con la imagen de Ayler soplandole desde la garganta. Por discos como éste,vale la pena levantarse de la cama.
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