Si hubiera que buscar un tercer vértice al rock alternativo de principios de los noventa que buscaba cambiar las formas, el debut de Red House Painters sería un cruce entre "Spiderland" de Slint (el "Frigid Stars" de Codeine también sirve) y "Spirit of Eden" de Talk Talk. Mark Kozelek buscaba con la mirada la tristeza de Nick Drake, la confesionalidad de American Music Club y la cercanía de Galaxie 500. Pero ellos, se miraban con una mayor calma y parsimonia, casi como una extensión fantasmagórica de un waltz donde bailan todas tus penas y pesares juntos.
Pero Kozelek encontró su voz propia y como muestra de ello, están maravillas del calibre de "Medicine Bottle" ,donde neutralizaba a Morrissey a la extrañeza de This Mortal Coil, como la versión de los últimos del "Song to the Siren" de Tim Buckley.Y que se puede decir de la belleza navideña de "Down Colorful Hill" , que con sus más de diez minutos de duración se convierte al final en una especie de "Hey Jude" para los deprimidos eternos."Japanese to English" es sin duda, uno de los momentos más pop del disco, que en ese corte también son memorables.Podrían haberle impirimido velocidad y haber sido una especie de Archers of Loaf. "Lord Kill The Pain", podría ser pariente de Dinosaur Jr jugando al "Highway 61" de Dylan.El final, es para la dramática "Michael" y ya es momento,para volver a utilizar el respirador para recobrar el aliento.
Su disco posterior, el de la montaña rusa, siguió elevando la perfección de una obra realmente sublime.No exagero.
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