viernes, 29 de octubre de 2010

Joanna Newsom - Ys (Drag City,2006)



Tras el debut con “The Milk-Eyed Mender”, era imposible imaginar que Joanna Newsom entregase este disco. Pero en Drag City tiraron la casa por la ventana. Su debut se convirtió en el más vendido del sello y decidieron contratar a Steve Albini para grabar la voz y su arpa. Van Dyke Parks encargado de los arreglos y en las mazclas Jim O’Rourke. Masterizado en Abbey Road.

Hasta aquí parece que ella no haya hecho nada. Es un gran error. Este disco representa una de las cumbres a un género y a una generación de músicos nacidos al amparo de la etiqueta “new weird america” creada por la revista Wire. En estas 5 canciones se encierra una obra cumbre. Su voz, tan particular, envuelve unas fábulas y unos intrincados y delicados movimientos de arpa que cuando necesitan ser apuntalados por momentos más melódicos la orquestación ideada por Van Dyke Parks los llena de lirismo, violines, cellos, banjo, viola, mandolina,…Todo para hilvanar un universo propio. Y contar con más de 30 músicos no supone una música opulenta. Todo aparece para que resplandezcan unas composiciones llenas de misterio y fantasía.

“Emily” supone el punto de partida a un disco que a cada escucha descubre un momento de rapto, como el final de esta pieza. Cuando la voz de Joanna se desvanece dando paso a la orquestación que hace crecer el efecto de devastación. “Sawdust & Diamonds” es la única pieza del disco que prescinde de la orquestación adicional a su voz y arpa. Y la magia sigue estando intacta. Y además de contar con la ayuda de su pareja por entonces, Bill Callahan (Smog), en “Only Skin”. Acompañándola en versos como “Take my bones, I don't need none” o “Come across the desert with no shoes on; I love you truly, or I love no-one”.Ahora igual no se pueden ni ver...

Y como cada canción de este disco parece que está diseñado al segundo. Cada elemento que aparece se hace necesario y fugaz en el mismo instante que suena. Y llegado el final, te atrapa dentro de “Cosmia donde cada vez que los músicos ayudan a levitar sus versos, consiguen envolverte en una burbuja melódica impecable.

Y al final del disco solo quedan impresiones, fragmentos clavados ardiendo en la mente, solo prometiéndote una nueva escucha, y así hasta el infinito. Lugar a donde nos manda Joanna Newsom. Uno de los discos clave del nuevo signo de los tiempos.

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